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miércoles, 15 de octubre de 2008

CALIGULA "EL IMPERIO DEL TERROR"

Calígula y el imperio del terror
Durante su historia, Roma se convirtió en el mayor imperio de occidente. Lo hizo, sin duda, gracias a la existencia de una serie de grandes gobernantes cuya acción culminó en el Imperio romano, uno de los mayores y más poderosos imperios de la historia.
Sin embargo, también tuvo páginas negras en su historia. El reinado de Calígula es un buen ejemplo. Déspota, cruel, necio… ha sido recordado como un gran loco, un asesino despiadado; uno de los peores emperadores de la historia de Roma.
‘Que me odien, con tal de que me teman’, ésta era la máxima del emperador. Hablaba con los dioses, y al mismo Júpiter le decía: ‘súbeme, o te hundiré’. También hablaba con la Luna, incluso le daba consejos. Su nombre era Cayo Julio César, aunque ha pasado a la historia como Calígula.
Con sólo tres años, su padre, un gran general germano, se acompañaba del pequeño Cayo para pasar revista a las tropas. Hizo un traje igual que el suyo para el niño, un pequeño traje de general romano para un infante de tres años. Calígula es el diminutivo de las sandalias romanas, las que llevaba el pequeño Cayo César cuando estaba con las tropas.
Era un hombre feo, débil, lánguido, alto y muy delgado, con todo el cuerpo peludo y además aquejado por la calvicie. Era receloso con todo el mundo y estaba avergonzado de sus defectos físicos. De hecho, 'César' significa 'cabellera'. Calígula odiaba su aspecto físico, y no sólo eso, odiaba a toda la humanidad.
Ya de joven se vestía como el populacho y era un habitual visitante de los prostíbulos. Le daba igual acompañarse con hombres o con mujeres, lo realmente importante para él era disfrutar del sexo con violencia; agrediendo, torturando… mostraba fielmente lo que sería su reinado. El dolor ajeno le causaba placer, disfrutaba con el sufrimiento de los demás. Siendo emperador, cuando torturaba a sus enemigos, siempre se dirigía al verdugo diciendo: ‘hiérele, hiérele y haz sentir la muerte en él’.
Se casó 5 veces, una de ellas en secreto con su propia hermana. Dos de sus esposas fueron inmediatamente repudiadas y otra murió durante un parto. La cuarta esposa, Milona, se casó con él estando embarazada de ocho meses, y su hija no era de Calígula. Sin embargo, él la trató como si fuese suya. Le encantó esa niña al observar que la pequeña disfrutaba arañando los ojos de los otros bebés. De inmediato la quiso como suya.
En el año 37 el emperador Tiberio entró en coma tras una gran orgía. Ante la muerte del gobernante quedaba como heredero Calígula, su hijo adoptivo. Los legionarios querían que Calígula fuese emperador recordando la figura de su padre, un querido y genial general.
Y aquí entramos en la leyenda, porque cuando Calígula estaba a punto de ser nombrado emperador, Tiberio inició una leve recuperación. Aprovechando que estaba todavía débil y en la cama, hay quien dice que Calígula ordenó su asesinato, y otros aseguran que fue él mismo quien estranguló a su antecesor. Sea como fuere acabó con él. El mismo Tiberio aseguró en una ocasión haber educado a Calígula para destruir al pueblo romano.
Con 24 años Calígula fue nombrado emperador, y así empezó un período de 3 años, 10 meses y 8 días conocidos como ‘El imperio del terror’. Borracho de poder, creyó ser Dios. Todos los césares habían sido nombrados dioses tras su muerte, pero él quiso serlo en vida. Sin duda iba a tratarse de un Dios cruel y nefasto para los ciudadanos de Roma.
Aunque el inicio de su reinado fue bastante tranquilo, algunos meses más tarde, sin saber por qué, entró en una grave crisis. Terribles temblores, mirada fijada en el infinito completamente desenfocada, espuma saliendo a borbotones de la boca… Calígula sufría epilepsia, una enfermedad bastante incomprendida en su época. Muchos creían que el joven emperador estaba a punto de morir. Hasta ese momento su gobierno no era desastroso, incluso había gobernado bien. Se baraja la opción de la encefalitis, de la esquizofrenia y sobre todo de la epilepsia lobulotemporal. Los síntomas de esta última son similares a la esquizofrenia, y la sufrió de por vida. Tras cada ataque era más cruel. No dormía, sólo a veces 3 horas al día en las que su fanática mente no creaba más que terribles pesadillas. Sólo veía monstruosos seres que le pedían que siguiera matando.
Calígula envidiaba por su fealdad y su calvicie a todos aquellos hombres que tuvieran una poblada melena. Cuando se cruzaba a alguno por la calle ordenaba inmediatamente que lo rapasen. Prohibió bajo pena de muerte la palabra ‘cabra’, porque creía que se parecía a ellas. Peludas y patilargas… si alguien pronunciaba la palabra cabra en su presencia era ejecutado de inmediato.
Gastó todo el tesoro de Roma en un solo año. Hasta tres mil millones de sestercios en un solo año. Sus excesos eran increíbles; mandó construir un barco con incrustaciones de piedras preciosas para sus paseos. Uno de sus vicios era ingerir perlas. Las disolvía en vinagre y se las bebía.
Para su caballo Incitatus ordenó construir un establo de mármol con un pesebre de marfil. El animal también fue dotado de grandes joyas. Lo nombró senador en un arranque de locura. Esta es una de las excentricidades más conocidas de Calígula, pero no es de las mayores.
Al quedarse sin dinero hizo que las prostitutas pagasen impuestos, pero fue más allá. Creó un prostíbulo en palacio, así que no cobraba impuestos porque él era el dueño del negocio.
En su locura, cada vez que alguien se enriquecía más de lo normal, cada vez que detectaba una gran fortuna, Calígula ordenaba al millonario que lo nombrase su heredero. Cuando alguien nombraba heredero al emperador, no vivía muchos días más desde ese nombramiento, de hecho todos morían de forma inusualmente rápida. Calígula los mandaba asesinar y así todas las fortunas de Roma fueron a parar a sus bolsillos. En Roma el pánico invadía la ciudad, nadie sabía hasta dónde llegaría el demente imperator.
Para comer sus grandes manjares, traía presos sucios y hambrientos para poder reírse de ellos mientras él devoraba exquisiteces. Pero disfrutaba más con otros métodos... Eran muy comunes las decapitaciones durantes las comidas, de hecho se producían casi a diario para júbilo del loco dictador. En una ocasión, mientras comía, hizo cortar las manos de un recluso, y con ellas mandó fabricar con la mayor rapidez una especie de collar o colgante para el mismo preso. Lo hizo pasear ante su mesa mientras se desangraba hasta la muerte.
Pero no sólo disfrutaba durante las comidas. Como ya he dicho, Calígula disfrutaba con el sexo. Le gustaba especialmente practicarlo delante del verdugo y el torturado. También le encantaba deshacer bodas. El día del enlace aparecía de repente y se apropiaba de la mujer. Si durante un banquete se fijaba en la mujer de algún invitado, la señalaba y se iba a sus aposentos con ella. Si no le complacía lo suficiente ordenaba que se divorciase inmediatamente de su marido.
Calígula se fijó en su hermana Drusila y concibió un hijo con ella. De hecho, Calígula mantuvo sexo con sus tres hermanas. A dos de ellas las aprisionó, pero se enamoró de Drusila y se casó mediante el rito Tolemaico egipcio, el único que permitía el incesto y tenía una aceptación elevada entre el pueblo romano.
Y nuevamente la locura de Calígula fue demasiado fuerte. Además de epilepsia, sufría importantes ataques de ansiedad. En uno de esos ataques, loco por saber cómo sería su hijo, abrió el vientre de su hermana, embarazada de ocho meses y extrajo el feto de su hijo. Así fue el fin de Drusila y su hijo. Definivamente la cordura había abandonado al emperador.
Quienes más lo sufrieron fueron sus propios familiares. Calígula no quería que nadie pudiese hacerle sombra, no estaba dispuesto a permitir que algún posible sucesor o candidato al trono pudiese conspirar contra él, así que se dedicó a eliminar a todos los miembros de su familia que considerase potencialmente peligrosos.
Era costumbre en Roma saludar al emperador diciendo: ‘yo por ti, emperador, daría mi vida en el circo’. Hasta aquel momento no era más que una cuestión de educación y protocolo, lo que llamaríamos una fórmula de cortesía, pero con Calígula dejó de serlo, porque en muchas ocasiones Calígula tomaba la palabra y enviaba al circo a quien le dijese esa frase. Nobles, generales, aristócratas… acababan en la arena del circo por este motivo. Y es que Calígula disfrutaba enviando a las personalidades del Imperio a las minas, al circo, a construir calzadas… era todo un divertimento para él.
Una de sus distracciones en el circo era, con la llegada del verano y los días más calurosos, la retirada del toldo que protegía al público del Sol. Así se deleitaba viendo las insolaciones e incluso cómo algunos cuerpos desmayados caían a la arena. También se divertía tirando joyas al público para provocar avalanchas que acababan con decenas de muertos. Especialmente las tiraba entre los senadores, para que la masa humana los devorase y muriesen aplastados.
Ordenó erigir una gran estatua en su honor y mandó que la vistiesen cada día del mismo modo que él bajo pena de muerte para los obreros si no cumplían sus órdenes a la perfección. Cada día el emperador se cercioraba de que efectivamente se cumpliera su mandato.
En la inauguración de un puente invitó a las personalidades más relevantes de la ciudad a subir a su barco. Cuando estaba en mitad del río, ordenó a los soldados que los lanzasen al agua. Muchos murieron ahogados, y Calígula ordenó que golpeasen con los remos a quienes intentasen volver a subir. Cientos de personas murieron, la mayor parte de ellas altos cargos políticos. Durante sus 46 meses de reinado fueron asesinadas miles y miles de personas.
Su única campaña militar fue un teatro. No tuvo valor para combatir a los germanos y britanos. Capturó algunos galos y los disfrazó como germanos. El hijo del gran general Germánico era un desastre, una vergüenza. Volvió con más odio que nunca, ejecutando y torturando en tal medida que la guardia pretoriana no pudo soportarlo más. La propia guardia que debía protegerle se conjuró contra él.
Con 28 años y decenas de miles de víctimas a sus espaldas, Calígula fue asesinado. Hasta 30 veces fue apuñalado por la guardia pretoriana. Todos gritaron ‘dale una vez más’, una de las frases favoritas de Calígula en el circo.
Finalmente Calígula murió, y acto seguido los pretorianos mataron a su última mujer y su hijo. No quedando sucesores claros, la guardia pretoriana buscó a un sucesor, y el mejor de todos fue Claudio, el tío de Calígula. Lo hallaron llorando escondido en un rincón, intentando salvar su vida. No sólo la salvó, sino que se convirtió en el hombre más poderoso del planeta y en uno de los mejores emperadores de la historia.
¿Y por qué Claudio? Si Calígula había exterminado a cualquiera que pudiese sucederle, ¿por qué Claudio, siendo su tío, se mantenía con vida? De toda la dinastía Julia-Claudia era el único superviviente, y estaba vivo porque divertía a Calígula. Era continuamente humillado porque era feo, cojo, medio sordo, tartamudo, tenía tics, continuamente se le caía la baba sin que pudiese evitarlo… a Calígula le encantaba reírse de él a carcajadas, y por ese motivo Claudio se mantuvo con vida en el infierno romano creado por el nefasto y cruel Calígula. Durante más de tres años Claudio fue humillado casi a diario por Calígula, quien disfrutaba enormemente al sentirse físicamente superior. El infierno para Claudio dejó paso al reinado más glorioso que jamás hubiese podido imaginar.

NAMASTÉ.