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sábado, 18 de octubre de 2008

CUENTO DE LA TRIBU DE LOS MOHAWK

Las dos grandes fuerzas.
Una buena mañana dos extranjeros llegaron a la aldea de los mohawk.

Uno venía del Norte. El otro llegaba del Sur.

El primero se llamaba Fuerza Irresistible.

El segundo tenía por nombre Objeto Inquebrantable. Estos dos hombres, de poderosa musculatura, eran gigantes.

Fuerza Irresistible pretendía poder arrasar una montaña de un solo puñetazo.

Objeto Inquebrantable aseguraba que ninguna tempestad, por grande que fuera, conseguía doblegarle.
Y, visto el impresionante aspecto de estas criaturas, ningún mohawk lo dudaba.
Sus pretensiones no impedían para nada a los dos extranjeros el vivir amigablemente. Todos los días se reunían en su wigwam y se les oía reír hasta muy tarde por la noche.

En esa aldea había un idiota. Antaño parece ser que este joven había sido muy inteligente. Pero, hete aquí que un día se quedó extasiado delante de una flor sin tomar la precaución de colocarse la mano delante de la boca. Y su espíritu se escapó por el orificio tan abierto.

Desde aquel momento sólo se le llamó Sin Espíritu. Ese joven amaba a una hermosa muchacha. Unos días después la pidió en matrimonio. Pero la dulce beldad le respondió:

-¿Como voy a vivir bajo tu wigwam si no lo tienes?

Subsistes gracias a la caridad de los otros. Nunca vas a cazar, ¿cómo vas a mantener a una mujer?

Antes me casaría con los dos extranjeros. Con la fuerza que tienen seguro que son ricos en sus países. Sin Espíritu tomó tirria a los dos gigantes. Una noche, cuando los aldeanos estaban sentados a su alrededor delante del fuego,

Sin Espíritu preguntó ingenuamente al hechicero: -¿Qué pasaría si una fuerza irresistible encontrara un objeto inquebrantable?

El hechicero no supo qué responder. Sin embargo, algunos afirmaron que nada podía resistir a una fuerza irresistible; otros aseguraron que nada podía quebrantar a un objeto inquebrantable. Unicamente los extranjeros no dieron su opinión.
A partir del día siguiente la tribu de los mohawk se dividió en dos bandos. Algunos estuvieron a punto de llegar a las manos.

Todos los días, el hechicero intentaba calmar a los más turbulentos, pero todas las noches Sin Espíritu replanteaba su pregunta delante del fuego:

-¿Qué pasaría si una fuerza irresistible se encontrara con un objeto inquebrantable? De forma que le hechicero ni siquiera volvió a intentar calmar a los excitados.

Se hicieron apuestas. Piedra Hueca apostó todas sus armas. Arbol Retorcido perdió a tres de sus mujeres. Muchos se endeudaron, algunos se arruinaron. Pero las riquezas no abandonaron las manos de los que las poseían porque nadie podía eliminar a los apostantes.

Al no poder resolverlo, el hechicero perdió su reputación y al jefe se le rechazó por su falta de conocimientos. A veces las discusiones se prolongaban hasta por la mañana sin que las personas presentes pensaran en echar leña al fuego.

!La tribu de los mohawk ya no era mas que una sombra de sí misma! Fue entonces cuando Sin Espíritu anunció: -Tengo la solución del misterio.

Los valientes prácticamente se abalanzaron sobre él. -!Dínoslo rápido!

No podemos seguir viviendo así.

Nuestras mujeres ya no nos hablan y tenemos enemigos hasta en nuestras propias familias. Sin Espíritu se concentró y declaró:

-Consiento en daros la solución, pero con una condición. Me confiaréis vuestras apuestas y yo distribuiré las ganancias. Si no, os creo capaces de pelearos.

Los mohawk aceptaron ese arreglo. Construyeron a toda velocidad un wigwan a Sin Espíritu para que pudiera colocar bajo techo las apuestas. Cuando la cabaña estuvo completamente llena, Sin Espíritu decidió que rechazaba cualquier otra apuesta.

Después dijo: -Esta noche venid todos alrededor del fuego, os descubriré mi plan.

Los valientes pasaron aquel día en trance. Desde que cayó el día apremiaron a sus mujeres para que prepararan una enorme hoguera. Sin Espíritu se presentó el último a la asamblea. Señaló a los extranjeros y dijo:

-Aquí tenemos a Fuerza Irresistible y a Objeto Inquebrantable. Organicemos un combate entre estos dos hombres y por fin sabremos que sucede cuando una fuerza irresistible encuentra a un objeto inquebrantable. Los gigantes accedieron a luchar sin hacerse de rogar; los dos estaban convencido de conseguir la victoria.

Sin Espíritu pidió a los mohawk que ensancharan el círculo. Colocó a los extranjeros en el medio para que todo el mundo los viera bien.

Entonces dijo: -Seré el arbitro de este combate. Fuerza Irresistible podra dar diez pasos de impulso. A mi señal tendra que caer sobre Objeto Inquebrantable. A este último le toca resistir. Fuerza Irresistible retrocedió y abombó el pecho. Objeto Inquebrantable afirmó las piernas en el suelo para resistir mejor el choque.

Sin Espíritu dio la señal. Fuerza Irresistible arremetió como un búfalo y chocó con Objeto Inquebrantable.

!No pasó nada!

Sin Espíritu dijo: -¿Cómo queréis que sea de otra manera? Las dos fuerzas se han neutralizado entre sí.

-Entonces nadie ha ganado - señalo el hechicero.

-Sí, !yo! -replicó Sin Espíritu-. Como me es imposible distribuir las apuestas, me las guardo.

Los mohawk pusieron mala cara pero no se enfadaron con Sin Espíritu. Reconocieron su sabiduría y lo llamaron Aquél que Tiene Mucho Espíritu.

A partir de entonces, el joven se casó con la hermosa muchacha y dedicó su fortuna a atender las necesidades de la tribu.


Que la sabiduría de Manitú os acompañe.

NAMASTÉ.